La mayoría de los fabricantes tienen raíces indígenas y continúan hablando lenguas indígenas. Casi un tercio de estos productores son mujeres que dependen de los ingresos del café para mantener a sus familias. Cultivan café en unas pocas hectáreas de fincas, lo suficientemente pequeñas para que cada productor procese el café en su propio micromolienda. Las cooperativas brindan un apoyo importante a los pequeños productores. En particular, la asociación ayudó a los fabricantes a acceder a créditos y certificados. Las inversiones en infraestructura básica, como mejoras viales, almacenes locales y operaciones de beneficio seco, se coordinan a través de cooperativas para garantizar la trazabilidad y el control de calidad durante todo el proceso posterior a la cosecha. Juntos, establecen precios más altos y más ingresos para los productores para apoyar mejores prácticas agrícolas y mejorar los medios de vida.